El peligro de poner los vasos boca abajo que no sabías

Aunque esta costumbre puede parecer higiénica, en realidad puede favorecer la proliferación de bacterias, moho y malos olores.
Cuando un vaso se deja boca abajo sobre una superficie plana, especialmente si aún está húmedo, el aire no circula bien en su interior. Esto crea un entorno cerrado y húmedo ideal para que se desarrollen microorganismos, incluso si el vaso estaba limpio al colocarlo, informa El Periódico.
Además, muchas veces las superficies donde los apoyamos, como repisas, estantes o escurridores, no están tan limpias como creemos. El borde del vaso, que luego entra en contacto directo con nuestra boca, queda expuesto a posibles contaminantes si está en contacto con una base sucia o con restos de productos de limpieza.
Con el tiempo, esta práctica puede afectar no solo a la higiene, sino también a la salud: desde infecciones gastrointestinales hasta alergias respiratorias o enfermedades por contaminación cruzada.
Se deben de dejar que los vasos se escurran completamente con la abertura hacia abajo solo mientras se secan, y luego almacenarlos boca arriba. También conviene mantener limpias y ventiladas las superficies donde se colocan.